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viernes, 23 de marzo de 2012

Piel con Piel: Vivir la Sexualidad con Psoriasis

La psoriasis, del griego psora, que significa escama, es una enfermedad crónica de la piel que se caracteriza por placas eritematosas (enrojecidas) que se descaman.

Estas áreas están bien delimitadas y por lo general son simétricas a ambos lados del cuerpo.

Es un padecimiento mediado por el sistema inmunológico, pero multifactorial que podría tener un trasfondo genético. Sin embargo, se detona por factores ambientales, infecciones o estrés.

De la gente con esta afección, 30 por ciento tiene antecedentes familiares de la enfermedad, (de acuerdo con el artículo “Dermatosis eritematoescamosas”, publicado en la Revista chilena de pediatría).

Si el padre o la madre tiene psoriasis, el riesgo de tener un hijo con la enfermedad es de 25 por ciento; si ambos padres la tienen sube a 60 o 70 por ciento.

Las lesiones provocadas por la psoriasis pueden surgir en diversas partes del cuerpo: piel cabelluda, codos, rodillas.

Una variedad importante es la psoriasis invertida, que se ubica en los pliegues de la piel, principalmente en axilas e ingles, explica a Letra S la doctora Dora Cruz, dermatóloga especializada. La psoriasis puede causar fisuras, comezón y ardor.

Efecto secundario: afectación de la autoestima

La psoriasis puede generar un círculo vicioso: el cuadro de la enfermedad le provoca estrés al paciente, y el estrés a su vez puede exacerbar el cuadro.

Sin embargo, la doctora Cruz refiere que no es común que se receten medicamentos para contrarrestar la ansiedad en el paciente.

“Claro, cuando observamos una alteración o un patrón emocional muy importante, sí contamos con apoyo por parte de los psicólogos, buscamos que el paciente acuda no nada más al psicólogo sino también al psiquiatra, porque sí hay casos muy complicados”, explica.

Hay mucha estigmatización y rechazo hacia el paciente, y esto se debe principalmente a la ignorancia a nivel general, sostiene la doctora.

“Justo ayer un paciente me pidió que le hablara a su jefe o que le hiciera una carta explicándole que no es una enfermedad infecciosa ni contagiosa, porque no le permitían estar en las juntas”.

Dado que la enfermedad es muy evidente, las personas sufren este tipo de discriminaciones, por lo que se han creado diversos grupos de autoapoyo que se encuentran en los hospitales o en organizaciones civiles.

“Es una enfermedad crónica, son cuadros de mucho tiempo, por eso el paciente debe aprender a ir sorteándola”.

El paciente con psoriasis tiene un perfil psicológico muy especial, dice la integrante del Consejo Mexicano de Dermatología. Habitualmente es un paciente que presenta alteraciones en su autoestima.

La vida sexual

Si bien existen casos en menores –incluso en recién nacidos–, la edad promedio de aparición de la psoriasis es de 29 años, según el Manual y atlas de las enfermedades de los genitales del varón, de Aurora Guerra Tapia.

Así, puede presentarse en las ingles o en la zona entre los glúteos, provocando ardor.

“Este tipo de afectaciones inhibe a los pacientes”, reconoce Dora Cruz, quien también comenta que es frecuente que las personas acudan al consultorio acompañadas de sus parejas porque “quieren saber si es contagioso”.

Es momento de explicarles que no es una enfermedad infectocontagiosa, que aunque no se va a quitar, se puede controlar bien.

No obstante, la vida sexual es un tema que difícilmente se toca al hablar con las personas con psoriasis.

“El paciente se inhibe mucho ante este tipo de pláticas, es difícil llegar a él, pero sí se llegan a dar las charlas”. Lo que se le sugiere es que explique a su pareja la situación.

“Lo que yo he visto en las personas con psoriasis es que tratan de evitar el contacto sexual en sus primeras citas, creo que para poder llevar su relación a un nivel de mayor confianza. Es un paciente que toma las cosas muy despacio; son muy inhibidos”, detalla Cruz Bencomo.

¿Es posible que las lesiones empeoren si entran en contacto con el lubricante del condón, por ejemplo?, se le pregunta a la doctora.

Explica que se corre el mismo riesgo que en cualquier otra enfermedad inflamatoria: aumentar la inflamación. “Se le sugiere a la persona que lubrique y aísle la zona para tener contacto sexual, pero en general puede llevar bien su vida sexual”.

Existen casos muy raros de la llamada balanitis psoriásica, donde las lesiones aparecen en el pene. Sin embargo, “es excepcional y de igual forma se sugiere lubricar la zona”.

Sobre la probabilidad de confundir a la psoriasis con infecciones de transmisión sexual, la especialista refiere que no es posible. “Se puede llegar a confundir con hongos, con una cierta clase de tiña, la tiña cruris que es específica de las ingles”.

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http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=5572

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