¿Quiénes somos?

Tampico-Madero-Cd. Victoria, Tamaulipas, Mexico
Centro Nacional de Capacitación y Educación para la Prevención, Tratamiento y Cuidado del VIH/Sida

¡Bienvenidos!

México

Hora actual en
Mexico City, México

Espacio de Intercambio de Información, para Promover la Asistencia y Atención Médica en Instituciones de Salud y Asociaciones Civiles de Respuesta al Sida, con Marco de Lineamientos en Derechos Humanos.

Así como Promover, Difundir y Aplicar los Programas que las Instituciones Públicas y Privadas, Nacionales e Internacionales, y que Favorezca la Restitución, Atención y Tratamiento de las Personas con VIH/Sida.

Fortaleciendo así la Capacidad Médica Integral.

sábado, 27 de febrero de 2016

Nuevo Informe y Herramienta de Monitoreo: VIH, VHC, la Tuberculosis y la Reducción de Daños en las Prisiones

A pesar de que los presos no pierden sus derechos humanos, como el derecho a la salud, hay una enorme brecha entre las normas de derechos humanos y de salud y su aplicación efectiva en los lugares de detención.

Esto es en gran parte debido a la grave falta de servicios de reducción de daños para las personas detenidas a nivel mundial: sólo siete países tienen ahora un programa de agujas y jeringas, y sólo 44 proporcionan terapia de sustitución de opiáceos, en al menos una prisión.

Nuestro nuevo informe, publicado hoy, identifica algunos de los más importantes derechos humanos y las normas de salud pública relacionados con el VIH, VHC y la tuberculosis en las cárceles, y el papel fundamental de la prestación de la reducción de daños en asegurar ellos.

El informe reconoce que el derecho a la salud y la ausencia de malos tratos son inseparables, lo que coloca a los monitores de prisión basados en los derechos humanos, en particular los que tienen un mandato preventivo, en una posición única y fundamental tener en cuenta estas cuestiones.

Se observa, sin embargo, que esto no es todavía ocurre de una manera adecuada sistemática o integral, y proporciona recomendaciones específicas para el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y otros Tratos Inhumanos o Degradantes (CPT) y el Subcomité de las Naciones Unidas sobre Prevención de la Tortura y de las Penas, Inhumanos o Degradantes (SPT).

También hemos publicado una herramienta de gestión que asista a los mecanismos de vigilancia humanos basados en los derechos de la prisión y otros monitores de prisión para generar monitoreo mejor informados, más consistente y sostenida de cuestiones relacionadas con el VIH, VHC, la tuberculosis y la reducción de daños en las cárceles, y en última instancia para ayudar prevenir situaciones y condiciones que pueden conducir a malos tratos en este contexto que se produzcan en el primer lugar.

Tanto el informe como la herramienta son parte del proyecto cofinanciado por la Unión Europea "Mejora de las condiciones penitenciarias mediante el reforzamiento de Vigilancia de Enfermedades Infecciosas", dirigido por reducción de daños Internacional.

Para más información sobre el proyecto, por favor, póngase en contacto con Gen Sander en gen.sander@ihra.net y / o Cinzia Brentari en cinzia.brentari@ihra.net



Website International Harm Reduction Association:

CROI 2016: Primeros Datos de Eficacia de un Inyectable Trimestral con Cabotegravir como Profilaxis Preexposición

Los participantes mostraron gran aceptación del método profiláctico, aunque las inyecciones fueron más dolorosas de lo esperado.

Un estudio presentado durante la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), que se clausura hoy en la ciudad de Boston (EE UU), ha evaluado el uso de una formulación inyectable de administración trimestral del antirretroviral en investigación Cabotegravir como profilaxis preexposición al VIH (PrEP, en sus siglas en inglés).

En el estudio, conocido bajo el nombre de ECLAIR, se observaron dos hechos no previstos: la absorción de la formulación fue más rápida de lo esperado (probablemente las inyecciones deberán ser bimestrales en futuros estudios y no trimestrales como en el presente) y el dolor en el punto de inyección fue mayor de lo esperado, aunque pocas personas abandonaron el estudio por esta razón y la mayoría se mostró proclive a utilizar esta estrategia terapéutica en el futuro si se llegara a comercializar.

El estudio ECLAIR tuvo una duración de 81 semanas. Los participantes recibieron cuatro semanas de Cabotegravir por vía oral para descartar intolerancia al fármaco antes de administrar inyecciones de liberación prolongada.

Una quinta parte de los 126 participantes (n= 21) recibió placebo durante todo el estudio (tanto en la fase oral como en la inyectada).

A las semanas 5, 17 y 29 se administraron dos inyecciones de 2ml que contenían 800mg de Cabotegravir o –en el grupo control– suero salino.

Entre la semana 41 (cuando terminaba el efecto de la última inyección) y la 81 tuvo lugar la fase de seguimiento del estudio.

La población del estudio estaba formada enteramente por hombres.

Su rango de edad era de 18 a 64 años y en la evaluación previa se consideró una población con bajo riesgo de adquirir el VIH (ya que el estudio estaba dirigido principalmente a evaluar la seguridad y solo se pretendía medir la eficacia como objetivo secundario).

La edad promedio era de 30,5 años, el 57% eran de etnia blanca y el 32% eran afroamericanos.

El 80% de los participantes eran hombres gais y otros hombres que practican sexo con otros hombres (HSH).

Durante la fase oral de la terapia, once personas que tomaban Cabotegravir y una que tomaba placebo abandonaron el estudio, hecho que, según palabras de los investigadores, pudo deberse a la precaución de los médicos de no hacer entrar a la fase inyectable a ninguna persona con algún efecto secundario, aunque fuera leve.

Durante el período con inyecciones, siete personas –todas ellas del grupo con Cabotegravir– abandonaron el ensayo. Durante la fase con administración inyectable, el principal efecto secundario fueron reacciones en el punto de inyección, que tuvieron lugar en el 93% de las personas con Cabotegravir (principalmente dolor en el músculo del sitio de inyección) y en el 57% de aquellas con placebo.

El dolor fue, en general, leve en las personas con placebo, pero en aquellas con Cabotegravir fue moderado en el 37% de los casos y grave en el 10%.

En el grupo con Cabotegravir, el dolor desapareció tras un promedio de 5,4 días. Otros efectos secundarios observados fueron picores, hinchazón o calor en el punto de inyección.

El único efecto no local destacable fue la fiebre (experimentada por el 7% de los participantes con Cabotegravir).

A pesar de ello, el 62% de las personas con Cabotegravir se mostraron satisfechas con la estrategia y el 74% se mostró proclive a utilizarla de comercializarse.

La mayoría preferían la inyección trimestral a la toma oral diaria.

Las mediciones de los niveles de Cabotegravir mostraron que se absorbía más rápido de lo esperado.

La concentración máxima de Cabotegravir en sangre fue mayor de lo esperado (5-6 µg/mL) y la concentración mínima fue menor de lo que se esperaba (entre 0,3 y 0,6 µg/mL).

Es muy posible que en próximos estudios se evalúe una administración bimestral por esta causa, ya que la concentración mínima se aproximó a la concentración inhibitoria 90 (IC90, en sus siglas en inglés, concentración que inhibe la replicación del 90% de los virus y que se considera el límite inferior aceptable).

En el estudio se dieron dos casos de infección por el VIH (un participante del grupo con placebo y otro del grupo con Cabotegravir).

El diagnóstico de la infección del participante con Cabotegravir, no obstante, tuvo lugar a la semana 53 (casi 6 meses después de la última inyección) y fue considerada una infección muy reciente, por lo que no se relacionó –al menos por parte de los investigadores– con una mala cobertura profiláctica de Cabotegravir.

Los resultados del presente estudio muestran como Cabotegravir inyectable sería un método de PrEP aceptado y –a pesar del dolor en el punto de inyección– bastante bien tolerado. Será importante observar cómo se afrontan en futuros estudios los retos derivados de este estudio (rápida absorción, dolor de las inyecciones).

En la actualidad, un segundo ensayo está evaluando esta estrategia en mujeres y se espera que en un futuro cercano se compare su eficacia con Tenofovir/Emtricitabina (Truvada®), momento en el que se sabrá a ciencia cierta si es una opción viable.

Fuente: Aidsmap
Referencia: Markowitz M et al. ÉCLAIR: phase 2a safety and PK study of cabotegravir LA in HIV-infected men. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, Boston, abstract 106.




Website Aidsmap:

Website CROI 2016:

Tercer Boletín Especial CROI 2016: Viernes

Boletín realizado por NAM/Aidsmap.com desde la XXIII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2016).

Temas del Viernes, 26 de Febrero de 2016:
•Tratamiento de seis semanas para la hepatitis C aguda en personas con VIH.

•Eliminar barreras para el inicio rápido de la terapia antirretroviral.

•El inicio temprano del tratamiento reduce el riesgo de sufrir canceres relacionados con la infección por VIH.

•Fracaso de la PrEP: Informe de caso.

•Parece factible realizar un programa de cribado de tuberculosis en el hogar a gran escala.

•Hombres gays con VIH, sexo y drogas.

•Seguimiento neurológico.

•El uso de Dolutegravir resulta seguro y muy eficaz en los niños de más edad.

•Profilaxis con Cotrimoxazol en niños sin VIH.

Website Aidsmap:

Website CROI 2016:

CROI 2016: Se Observa un Incremento del Chemsex y el Slamsex entre Hombres Gays con el VIH en el Reino Unido

Activistas y profesionales médicos reclaman la implementación de intervenciones específicas dirigidas a abordar los problemas de salud derivados del consumo de drogas durante las prácticas sexuales en este colectivo.

El uso de drogas durante las relaciones sexuales no constituye por sí mismo un fenómeno singular dentro de las conductas sexuales de algunos hombres gays y otros hombres que practican sexo con hombres (HSH).

Sin embargo, lo que sí resulta novedoso son los nuevos patrones de consumo y las sustancias utilizadas –como la metanfetamina (también llamada tina o crystal meth), la mefedrona o el GHB/GHL– cuya popularización está teniendo un impacto sobre las conductas sexuales.

Entre dichas conductas, figuran el chemsex –la utilización de drogas durante las relaciones sexuales tanto para aumentar la desinhibición como para poder prolongar la duración de las sesiones– y el slamsex (o slamming) –el uso inyectado de algunas de estas sustancias– durante las sesiones de chemsex.

Dichas prácticas se han asociado a un aumento del riesgo del VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS) así como a un incremento de los problemas de salud mental y de drogodependencias entre las personas que las realizan.

Durante la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), que se ha celebrado durante esta semana en Boston (EE UU), se han dado a conocer los resultados de una encuesta sobre conductas sexuales realizada en Reino Unido y que ha evaluado la prevalencia del chemsex y el slamsex, sus factores de riesgo y su impacto sobre la salud.

La encuesta se llevó a cabo en 30 unidades del VIH en Inglaterra y Gales entre mayo y noviembre de 2014 y fue contestada por 777 personas en la misma clínica a través de ordenador.

La mayoría de los participantes fueron hombres gais y otros HSH (n=532; 68%); de estos, 330 proporcionaron datos sobre su nivel de carga viral.

La encuesta reveló que aproximadamente una tercera parte (29%) de los HSH habían practicado chemsex–definido por los investigadores como ‘el uso de drogas para incrementar la desinhibición y la excitación sexual’– en el último año, y uno de cada diez había practicado slamsex –inyectarse drogas o ser inyectado por alguien–.

Del 29% que había practicado chemsex, un 15% comunicó haber utilizado metanfetamina; un 20%, GHB o GBL; un 11%, ketamina; y un 23%, mefedrona o sustancias de las misma clase (catinonas).

Del 10% que reveló el uso de drogas inyectables durante las relaciones sexuales, un 7% comunicó haberse inyectado metanfetamina y un 6,5%, mefedrona o similares.

El uso inyectado de ketamina o GHB/GBL fue poco habitual. Se relacionó la práctica del chemsex y el slamsex con una serie de factores de riesgo.

Sin embargo, algunas asociaciones que podían esperarse no se registraron en esta encuesta.

No se asoció practicar chemsex o el slamsex con el país o el origen de la persona, ni con su nivel educativo, ni con su situación laboral, el consumo de alcohol, el tener una pareja principal ni con su carga viral del VIH.

Los personas que practicaron chemsex tuvieron más probabilidades de ser hombres de mediana edad que jóvenes: un 34% de los hombres de edades comprendidas entre los 35 y los 54 años practicaron chemsex en comparación con un 20% de los hombres que tenía entre 18 y 34 años y un 19% de los que tenían más de 55 años.

De la misma manera también se observaron diferencias en cuanto al lugar de residencia: un 37% de los hombres que vivían en Londres comunicaron practicar chemsex en comparación con un 17% de los que vivían fuera de Londres.

Conviene destacar que un 38% de los hombres que afirmaron haber tenido depresión o ansiedad habían practicado chemsex en comparación con el 24% de aquellos que no habían experimentado dichos trastornos mentales.

Por otro lado, el chemsex fue más habitual entre los hombres fumadores (39%) que entre los no fumadores (24%).

Como consecuencia del pequeño tamaño de la muestra de hombres que practicaron slamsex, no se observaron muchas diferencias estadísticamente significativas.

Con todo, se halló que la inyección de drogas fue más habitual entre aquellos que vivían en Londres (13%) que entre los que vivían fuera de esa ciudad (6%) y más común entre los que estaban tomando tratamiento antirretroviral (19%) que entre los que no lo hacían (9%).

Por lo que respecta a las conductas sexuales, un 77% afirmó haber practicado sexo anal sin condón y un 46%, sexo anal sin condón con una pareja seronegativa al VIH o de estado serológico desconocido.

Sin embargo, teniendo en cuenta que la mayoría de los hombres estaban tomando tratamiento antirretroviral y tenían la carga viral indetectable, en realidad solo hubo 30 hombres (9,2%) –de los 330 de los que se disponía de resultados documentados de la carga viral– que comunicaron prácticas sexuales con riesgo de transmisión del VIH, por ejemplo practicar sexo sin condón teniendo la carga viral detectable con alguien seronegativo o de estado serológico desconocido.

Tanto las personas que practicaron chemsex como las que realizaron slamsex tuvieron 6 veces más de probabilidades de practicar sexo sin condón.

Además, el chemsex se asoció con un aumento de 3 veces en la probabilidad de tener sexo sin condón con una pareja Serodiscordantes y con un incremento de 7,4 veces en la probabilidad de realizar practicas de riesgo de transmisión del VIH.

Asimismo, las personas que practicaron el chemsex tuvieron un mayor número de parejas sexuales –un promedio de 30 en el último año frente a las 9,5 parejas registradas en los hombres que no realizaban chemsex–.

Como era de esperar, se registró una tasa elevada de otras infecciones de transmisión sexual (ITS) entre los hombres gays y otros HSH: la incidencia de ITS se estimó en un 50% al año, es decir, la mitad de los hombres serían diagnosticado de una ITS antes de finalizar de año; un 9,4% tenía o había tenido la hepatitis C.

La probabilidad de informar sobre una ITS fue entre 3 y 4 veces mayor en los hombres que practicaron el chemsex o el slamsex.

En comparación con los hombres que no practicaron el chemsex, los que lo hicieron tuvieron más de 6 veces de probabilidades de haber tenido hepatitis, y los hombres que practicaron slamsex tuvieron una probabilidad más de nueve veces mayor.

En sus conclusiones los investigadores señalan que sus resultados ponen de manifiesto la necesidad de implementar intervenciones dirigidas a reducir el riesgo de transmisión del VIH e ITS entre los hombres que usan drogas en un contexto sexual, así como a abordar los problemas de adicciones asociados a su consumo.

Una conclusión que también comparten los activistas y las organizaciones del VIH, algunas de las cuales en España han empezado a poner en marcha servicios de apoyo a personas con o sin VIH que practican el chemsex y desean gestionar su consumo de drogas.

Fuente: Aidsmap
Referencia: Pufall ER et al. Chemsex and high-risk sexual behaviours in HIV-positive men who have sex with men.Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, Boston, abstract 913, 2016. 




Website Aidsmap:

Website CROI 2016:

Segundo Boletín Especial CROI 2016: Jueves

Boletín realizado por NAM/Aidsmap.com desde la XXIII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2016).

Temas del Jueves, 25 de Febrero de 2016:
•Botsuana, próxima a cumplir los objetivos 90-90-90 de pruebas y tratamiento.

PopART: El objetivo 90-90-90 resulta viable en Zambia y Sudáfrica.

•Nueva formulación de Tenofovir: Estudios sobre tratamiento y PrEP.

•PrEP inyectable.

•El inicio del tratamiento en el momento del diagnóstico mejora los resultados.

•Percepción de los pacientes sobre su capacidad de infección.

•Las mujeres y las personas afroamericanas con el VIH tienen el riesgo más elevado de apoplejía.

•Pruebas del VIH en el hogar durante el embarazo.

•Notificación a la pareja

Website Aidsmap:

Website CROI 2016:

Primer Boletín Especial CROI 2016: Miércoles

Boletín realizado por NAM/Aidsmap desde la XXIII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2016).

Temas del miércoles, 24 de Febrero de 2016:
•Los anillos vaginales muestran una eficacia moderada en la prevención del VIH.

•Importantes disparidades en el riesgo acumulado de por vida de un diagnóstico de VIH en EE UU.

•Nuevos fármacos y estrategias de tratamiento.

•Se vincula el uso de tenofovir con la aparición de fracturas.

•Una única dosis de un fármaco potencia la densidad mineral ósea.

Pérdida de masa ósea y PrEP.

•Malaui registra bajas tasas de transmisión del VIH de madre a hijo con Option B+.

•El inicio temprano del tratamiento y el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Website Aidsmap:

Website CROI 2016:

CROI 2016: La Esperanza de Vida de las Personas con VIH en Tratamiento, Acercándose a la de las que no tienen el Virus

El inicio temprano del tratamiento, junto con otras estrategias de reducción de riesgo –como dejar de fumar o consumir menos alcohol– podría hacer que las esperanzas de vida de las personas con y sin VIH se igualasen más.

La diferencia en la esperanza de vida entre las personas con y sin VIH pasó de 44 años entre 1996 y 1997 a unos 12 años en 2011, según datos procedentes de la organización Kaiser Permanente de California y presentados en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), que se está celebrando actualmente en la ciudad de Boston (EE UU).

Esta diferencia es aún más pequeña (aunque sigue existiendo) en el caso de las personas que inician la terapia antirretroviral cuando su recuento de CD4 no ha caído por debajo del umbral de las 500 células/mm3.

No es la primera que un estudio revela que la esperanza de vida de las personas con VIH se está aproximando a la de la población general, sin embargo el equipo de investigadores de Kaiser Permanente señaló que en muchos de estos estudios previos no se habían tenido en cuenta diferencias sociodemográficas y de hábitos de vida entre las dos poblaciones comparadas.

En este nuevo análisis, los autores contaron con datos procedentes de 24.768 personas con VIH y 257.600 sin VIH, y emparejaron a cada persona con VIH con 10 personas sin VIH de la misma edad, sexo, centro médico y año de atención.

El 91% del total de participantes eran hombres. La media de edad fue de 41 años en el grupo de personas con VIH y de 40 en el otro grupo.

En el grupo de personas con VIH, el 56% eran de etnia blanca (44% en el grupo sin VIH), el 21% de etnia negra (27% en el grupo sin VIH) y el 18% de origen hispano (10%).

La población con VIH presentó unos porcentajes mayores de personas con historial de tabaquismo (45% frente a 31%), que tenían hepatitis B o C (12% frente a 2%) o que alguna vez consumieron grandes cantidades de alcohol u otras drogas (21% frente a 9%).

En lo que se refiere a las personas que estaban tomando terapia antirretroviral, el 18% la inició con un recuento de CD4 superior a 500 células/mm3.

El número de fallecimientos registrados entre el grupo de personas con VIH pasó de 7.077 por cada 100.000 persona-años entre 1996 y 1997 a 1.054 por cada 100.000 persona-años en 2011, mientras que en el grupo de personas sin VIH, la tasa de mortalidad no cambió de forma significativa en ese periodo.

En ese tiempo, los años de vida esperados a los 20 años aumentó de 19 a 53 años adicionales en el grupo con VIH, mientras que en el grupo sin VIH pasó de 63 a 65 años adicionales.

Esto supuso que la diferencia en la esperanza de vida a los 20 años se redujo de 44 años a 12 entre el período 1996-1997 y el año 2011.

Al tener en cuenta el sexo, la esperanza de vida adicional a los 20 años pasó de 37 a 51 en el caso de las mujeres con VIH y de 38 a 49 en el de los hombres.

Al tener en cuenta la etnia, se observó que el aumento de la esperanza de vida fue mucho mayor en el caso de las personas con VIH de etnia blanca u origen hispano que entre las de etnia negra.

Así, entre las personas de etnia blanca, la esperanza de vida adicional a los 20 años pasó de 37 a 50 años en el caso de las personas con VIH de etnia blanca (sin cambio en el caso de las personas blancas sin VIH); de 35 a 46 años en personas de etnia negra (de 63 a 59 años en personas sin VIH de esta etnia) y de 39 a 52 años en personas de origen hispano (de 65 a 68 años en el caso de las personas sin VIH de dicha etnia).

Al considerar la vía de transmisión del virus, el aumento de la esperanza de vida a los 20 años fue similar entre los hombres gais (pasó de 40 años adicionales a 51) y entre las personas heterosexuales (de 38 a 51 años adicionales), pero fue menos grande entre la población de usuarios de drogas inyectables (pasó de 36 a 46 años adicionales).

En el periodo 2008-2011, una persona con VIH de 20 años de edad podía esperar tener otros 49,3 años de vida, frente a los 62,3 en el caso de las personas sin VIH, una diferencia de 13 años.

Esta diferencia se redujo a 7,9 años cuando se tuvo en cuenta únicamente a las personas que iniciaron el tratamiento con un recuento de 500 células/mm3 o mayor.

La diferencia fue incluso más pequeña si las personas que iniciaban pronto la terapia no tenían hepatitis B o C (7,2 años), no consumían grandes cantidades de alcohol o drogas (6,6 años) o no fumaban (5,4 años).

Fuente: NATAP
Referencia: Marcus JL, Chao C, Leyden W, et al. Narrowing the gap in life expectancy for HIV+ compared with HIV- individuals. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections (CROI), February 22-25, 2016, Boston. Abstract 54.




Website National AIDS Treatment Advocacy Project (NATAP): http://www.natap.org/

Website CROI 2016:

miércoles, 24 de febrero de 2016

Entre Hombres Gay Estadounidenses, la Mitad de los Negros y 1 de cada 4 Latinos Proyecta una Contraer el VIH

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han proyectado que, si se mantienen las tendencias actuales, la mitad de los hombres negros que tienen sexo con hombres y una cuarta parte de los latinos MSM se convertirá VIH positivo durante toda su vida.

Investigadores de los CDC analizaron diagnóstico y tasas de mortalidad por VIH entre 2009 y 2013 para llevar a cabo la primer proyección del riesgo de por vida de contraer el VIH entre ciertas poblaciones.

(Todas las estimaciones asumen que las tendencias actuales de la diagnosis sufrirán.)

Los hallazgos fueron presentados en la Conferencia de 2016 sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI) en Boston.

"Como alarmante ya que estas estimaciones de riesgo de por vida son, no son un resultado inevitable. Son una llamada a la acción", Jonathan Mermin, MD, director del Centro Nacional para el VIH / SIDA, Hepatitis Viral, ETS y Prevención de la Tuberculosis de los CDC, dijo en un comunicado de prensa.

"Las estrategias de prevención y atención que tenemos a nuestra disposición hoy en día ofrecen una perspectiva prometedora para futuras reducciones de las infecciones por VIH y las disparidades en los EE.UU., pero cientos de miles de personas serán diagnosticadas en su vida si no aumentar los esfuerzos ahora."

En promedio, los estadounidenses tienen una probabilidad de 1 en 99 de contraer el VIH durante su vida.

Uno de cada seis HSH se proyectan de contraer el VIH, incluyendo 1 de 2 negro, 1 de cada 4 latinos y 1 de cada 11 HSH blancos.

El riesgo de VIH entre los afroamericanos en general es de 1 en 20 en los hombres y 1 de cada 48 mujeres.

Las cifras correspondientes a los blancos son de 1 en 132 para los hombres y 1 de cada 880 para las mujeres.

Entre los usuarios de drogas inyectables, el riesgo de por vida es de 1 en 23 para las mujeres y 1 de cada 36 hombres.

Las mujeres heterosexuales sólo tienen un riesgo de 1 en 241 de por vida de contraer el virus, al igual que 1 de cada 473 hombres heterosexuales.

En el muy afectado Sur, donde los residentes están en mayor riesgo de VIH en comparación con los de otras regiones de Estados Unidos, 1 de cada 13 personas en Washington, DC, se prevé que contraer el VIH durante su vida, al igual que 1 en 49 en Maryland, 1 en 51 en Georgia, 1 en 54 en Florida, y 1 de cada 56 en Louisiana.

En comparación, el riesgo de por vida es de 1 en 69 en Nueva York, 1 en 101 en Illinois, 1 en 196 en Nuevo México y 1 en 670 en Dakota del Norte.

"Estas estimaciones son un recordatorio aleccionador de que los hombres homosexuales y bisexuales se enfrentan a un alto riesgo inaceptable para el VIH, y de la necesidad urgente de actuar," Eugene McCray, MD, director de la División de Prevención del VIH / SIDA de los CDC, dijo en el comunicado de prensa.

"Si trabajamos para asegurar que todos los estadounidenses tengan acceso a las herramientas de prevención sabemos que funcionan, podemos evitar los resultados proyectados en este estudio."



Website Centers for Disease Control and Prevention (CDC):