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Fortaleciendo así la Capacidad Médica Integral.

martes, 27 de septiembre de 2016

Niveles muy Bajos de Carga Viral del VIH no Parecen Predecir un Posterior Fracaso del Tratamiento

Un estudio español confirma la práctica clínica habitual de no modificar la pauta de tratamiento en pacientes con una viremia entre 20 y 49 copias/mL.

De acuerdo con los resultados de un estudio español publicado en la revista HIV Medicine, tener un nivel muy bajo detectable de carga viral –entre 20 y 49 copias/mL– mientras se toma tratamiento antirretroviral no aumenta el riesgo de que se produzca un posterior fracaso del tratamiento –un nivel de carga viral superior a 200 copias/mL–.

Los hallazgos de este estudio proporcionan indicios claros de que las personas con el VIH con niveles muy bajos de viremia no necesitan modificar su tratamiento antirretroviral por este motivo.

Es bien sabido que la objetivo del tratamiento antirretroviral es reducir la replicación del VIH hasta niveles indetectables.

Las pruebas de laboratorio utilizadas inmediatamente después de la aparición de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) podían medir hasta un mínimo de 400 copias/mL.

Rápidamente se dispuso de pruebas más sensibles con un límite de detección de 50 copias/mL y a partir de ese momento la comunidad científica estableció de manera consensuada la supresión virológica sostenida por debajo de 50 copias/mL como el umbral del éxito del tratamiento antirretroviral.

Sin embargo, a finales de la década de 2000, se introdujeron en la práctica clínica rutinaria pruebas de laboratorio con un límite de detección todavía más bajo, de solo 20 copias/mL.

Existe poco consenso sobre el manejo clínico apropiado de los pacientes con un nivel muy bajo, pero detectable (entre 20 y 49 copias/mL), de carga viral aunque la praxis habitual es, por lo general, no modificar el esquema de tratamiento antirretroviral.

Con el fin de arrojar algo más de luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores españoles llevaron a cabo un estudio en el que evaluaron a 4.289 personas que habían logrado reducir su carga viral por debajo de las 20 copias/mL tras la introducción en mayo de 2009 de esta nueva generación de pruebas ultrasensibles.

Los investigadores quisieron analizar si un rebote posterior de la carga viral a 50 copias/ml, a un nivel entre 50 y 200 copias/mL o por encima de 200 copias/mL se asociaba con fracaso virológico, definido como una carga viral persistente por encima de 200 copias/mL –lo que normalmente implica un cambio de tratamiento–.

Los participantes formaban parte de la cohorte VACH, un estudio observacional que realiza un seguimiento de pacientes con el VIH en 23 centros hospitalarios en España.

De un total de 21.480 pacientes que habían iniciado tratamiento antirretroviral con posterioridad a enero de 1997, 13.671 (63,7%) lograron reducir su carga viral por debajo de las 50 copias/mL en dos determinaciones consecutivas.

De entre estos, 4.289 tuvieron la carga viral por debajo de 20 copias/mL tras la introducción de las pruebas ultrasensibles de ARN de VIH en mayo de 2009.

A los participantes se les realizó un seguimiento durante una mediana de 639 días lo que contribuyó en su conjunto a un total de 8.069 persona-años de seguimiento.

Un total de 2.623 pacientes lograron mantener una carga viral por debajo de 20 copias/mL durante 4.194 persona-años de seguimiento mientras que 1.666 individuos tuvieron una o más determinación de carga viral por encima de 20 copias/mL durante 3.930 persona-años de seguimiento.

De estos pacientes con viremia detectable, aproximadamente la mitad (n=824) mantuvieron siempre la carga viral por debajo de 50 copias/mL; 563 tuvieron, como mínimo, una determinación de carga viral entre 50 y 200 copias/mL y 279 tuvieron una determinación o más por encima de 200 copias/mL.

Tras controlar los resultados por potenciales factores de confusión y tomando en consideración el tipo de régimen antirretroviral (incluido el uso temporal de monoterapia con inhibidores de la proteasa potenciados que implicaron el cambio a una triterapia estándar ante la aparición de un repunte de carga viral), los investigadores hallaron que un nivel muy bajo de viremia (entre 20 y 49 copias/mL)) no se asoció con un posterior fracaso virológico en comparación con aquellas personas que mantuvieron de forma persistente su carga viral por debajo de 20 copias/mL (cociente de riesgo [CR]=0,67; intervalo de confianza del 95% [IC95%]= 0,44 – 1,00).

En sus conclusiones los investigadores señalan: “En aquellos pacientes de nuestra cohorte que fueron capaces de lograr una supresión de la replicación del VIH suficiente como para mantener la carga viral por debajo de nivel de detección de 20 copias/mL, la detección episódica posterior de niveles muy bajos de viremia (por debajo de 50 copias/mL) no se asoció con un aumento del riesgo de fracaso virológico”.

Y añaden que la aparición de cualquier episodio de niveles muy bajos de viremia parece carecer de relevancia clínica significativa siempre y cuando la carga viral se mantenga por debajo de las 50 copias/mL.

Según los autores de este estudio, sus hallazgos confirman la practica habitual de no modificar la terapia antirretroviral cuando la caga viral aumente entre 20 y 49 copias/mL.

No obstante, consideran importante seguir investigando sobre este aspecto para ver si la activación y la inflamación inmunitaria crónica, que potencialmente podría ser causada por una viremia muy baja, tiene un impacto sobre la salud de las personas con el VIH en tratamiento antirretroviral.

Fuente: Aidsmap
Referencia: Teira R, Vida F, Muñoz Sánchez P, et al. Very low level viraemia and risk of virological failure in treated HIV-1-infected patients. HIV Medicine (2016), online edition. DOI: 10.1111/hiv.12413




Website Aidsmap:

Website HIV Medicine:

Las Personas Mayores con VIH tienen un Mayor Riesgo de Muchos Problemas de Salud Crónicos

Una comparación de los beneficiarios de Medicare vio que el VIH fue vinculado con un mayor riesgo de enfermedades como la diabetes y la artritis reumatoide.

Las personas mayores de 65 años tienen un mayor riesgo de numerosas enfermedades crónicas si viven con el VIH.

La publicación de sus hallazgos en la revista AIDS, los investigadores analizaron los datos de 29 millones de beneficiarios de Medicare, entre los cuales 24.735 (0,09 por ciento) eran VIH positivos.

Las personas que viven con el VIH tenían más probabilidades de ser latino, African American masculino y joven.

Los investigadores analizaron las tasas de hipertensión, altos niveles de lípidos, la cardiopatía isquémica, la artritis reumatoide o la osteoartritis y la diabetes.

Ellos encontraron que las personas con VIH eran 1,51 veces más propensos a tener diabetes y 2,14 veces más propensos a tener artritis reumatoide u osteoartritis.

Las personas con VIH fueron 2,4 veces más probabilidades de tener una condición crónica de salud además del VIH y 7,07 veces más propensos a tener cinco condiciones adicionales.



Website Journal AIDS:

El Uso de Estatinas podría Reducir el Riesgo de Progresión a Cirrosis en Personas Coinfectadas por el VIH y el VHC

Esta medicación puede ser un complemento importante y coste-efectivo en el cuidado de estos pacientes.

Según un estudio publicado en AIDS el uso de Estatinas disminuye el riesgo de progresión a cirrosis hepática en personas coinfectadas por el VIH y VHC.

Aproximadamente una quinta parte de las personas con el VIH están coinfectadas por el VHC.

La enfermedad hepática es la principal causa de enfermedades graves y muerte en personas coinfectadas por VIH y VHC.
Con frecuencia las Estatinas -o inhibidores de la HMG-CoA reductasa- son fármacos prescritos a personas con niveles elevados de colesterol de baja densidad (LDL en sus siglas en inglés; también conocido como colesterol 'malo'.

Estudios de laboratorio sugieren que también podrían tener un efecto antiviral y que son capaces de reducir los niveles de activación inmunitaria.

Un grupo de investigadores del Departamento de Asuntos de los Veteranos de EE UU diseñaron un estudio retrospectivo para determinar si el tratamiento con Estatinas reduce el riesgo de progresión a cirrosis hepática en personas coinfectadas.

El estudio también examinó el efecto de otros factores metabólicos y factores de riesgo asociados a la infección por el VIH en el desarrollo de la enfermedad hepática.

El estudio contó con aproximadamente 6.000 personas coinfectadas que recibieron tratamiento entre 1999 y 2010.

La gran mayoría de los participantes eran hombres (99%); dos tercios eran de raza negra; y la media de edad a la hora de recibir el diagnóstico fue de 45 años.

La duración media del seguimiento fue de 6.2 años y al finalizar el estudio 2.265 personas habían desarrollado cirrosis lo que representa una incidencia de 6 por 100 persona-años.

Otros factores de riesgo metabólicos que se tuvieron en cuenta a la hora de analizar los datos incluyeron la obesidad, la diabetes, la hipertensión y un nivel bajo colesterol HDL (conocido como colesterol "bueno").

Los participantes del estudio fueron estratificados de acuerdo con su función hepática (ALT superior/inferior a 40 UI/L).

El 83% de los participantes recibían tratamiento antirretroviral; el 53% tenía un recuento de células CD4 de, como mínimo, 350 células/mm 3.

Aquellas personas que desarrollaron cirrosis tuvieron significativamente menos probabilidades de recibir tratamiento antirretroviral que aquellas que no desarrollaron cirrosis (80% frente a 86%) y de presentar un recuento de CD4 de 350 células/mm3 o superior (49% frente a 59%.)

Las personas con cirrosis también tuvieron un periodo de tiempo con la carga viral indetectable significativamente menor que aquellas sin cirrosis (20% frente a 29%).

Entre los participantes del estudio se observó una alta prevalencia de factores de riesgo metabólicos.

Más del 50% de la cohorte presentó hipertensión o colesterol HDL bajo y el 16% tenía diabetes.

El tratamiento con Estatinas fue prescrito al 13% de los participantes con cirrosis y al 21% de aquellos que no la padecían.

Las personas con un valor de ALT igual o inferior a 40 UI/L y que recibieron Estatinas, cada un 1% del tiempo tomando este tratamiento se asoció con una disminución del riesgo de progresión a cirrosis; por cada 30% del tiempo tomando Estatinas durante el periodo de seguimiento los participantes con un valor de ALT igual o inferior a 40 UI/L tuvieron una disminución de un 32% en el riesgo de progresión a cirrosis.

Para aquellas personas con valores de ALT más elevados, el tratamiento con Estatinas no redujo de manera significativa el riesgo de progresión a cirrosis.

Otros factores de riesgo facilitaron que se desarrollara la enfermedad hepática como la diabetes y un valor bajo de colesterol HDL.

La hipertensión se asoció con un incremento no significativo de progresión a cirrosis en ambos brazos de ALT.

La obesidad resultó un factor de protección en el desarrollo de cirrosis entre las personas con valores más elevados de ALT.

Los participantes mayores de 50 años con un valor de ALT igual o inferior a 40 UI/L tuvieron un incremento de más de dos veces en el riesgo de progresar a cirrosis.

Tener un mayor número de comorbilidades fue también un factor de riesgo en la progresión a cirrosis entre aquellas personas con una función hepática normal, mientras que la ingesta de alcohol se asoció con el desarrollo de la enfermedad hepáticas entre aquellas personas con valores elevados de ALT.

Tener un recuento de CD4 por debajo de 200 células/mm3 se asoció con el doble de riesgo de desarrollar cirrosis independientemente de la estado de la función hepáticas.

Las personas con una carga viral indetectable en, al menos, el 80% del tiempo redujeron de manera significativa el riesgo de desarrollar cirrosis.

Los investigadores concluyen que este estudio muestra que el uso de Estatinas en pacientes coinfectados por VIH y VHC con una disfunción hepática mínima disminuye el riesgo de progresión a enfermedad hepática avanzada, especialmente en aquellos con un valor de ALT igual o inferior a 40 UI/L.

Los mismos investigadores subrayan como limitaciones del estudio el gran porcentaje de hombres dentro de la muestra, lo que impide que los resultados se puedan extrapolar a otros grupos poblacionales.

Fuente: Aidsmap
Referencia: Carr A. Statins as anti-inflammatory therapy in HIV disease? J Infect Dis. 2011; 203: 1-2.

Oliver NT, Hartman CM, Kramer JR, et al. Statin drugs decrease progression to cirrhosis in HIV/HCV co-infected individuals. AIDS, doi: 10.1097/QAD.0000000000001219 (2016).





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¿Dónde Prefieren Realizarse las Pruebas del VIH los Hombres Gays y otros Hombres que Practican Sexo con Hombres?

Un estudio revela que, a pesar de que el Autotest del VIH o los kits de toma de muestras en el hogar suscitan gran interés, muchos hombres valoran los servicios que reciben en las clínicas de salud sexual.

Para los hombres gays y otros hombres que practican sexo con hombres (HSH) ingleses que nunca se han sometido con anterioridad a una prueba del VIH, consideran las opciones más deseables para ello los kits de Autotest y la toma de muestra en el domicilio por la propia persona (que luego se analiza en un laboratorio).

No obstante, muchos optarían por una clínica de salud sexual. Estos datos proceden del Sondeo sobre Salud Sexual en Hombres Gais de 2014 y han sido publicados en la revista BMJ Open.

El sondeo contó con la participación de 14.317 hombres, de los cuales tres cuartas partes se habían realizado una prueba del VIH con anterioridad.

Sin embargo, los autores estaban especialmente interesados en los hombres gays y otros HSH que no se realizaban pruebas de forma regular, por lo que sus análisis se centraron en el 26% de participantes que nunca se habían realizado una prueba y el 46% que no lo habían hecho en el último año.

Todos los participantes eran hombres que practicaban sexo con hombres, pero los que se identificaron como “heterosexuales" o “bisexuales” fueron mucho menos propensos a realizarse la prueba.

Del mismo modo, los hombres de menos de 20 años fueron menos propensos a someterse a la misma que los que estaban en la veintena o la treintena.

Como era de esperar, al aumentar la edad, disminuyó el número de hombres que nunca se realizaron una prueba, pero también lo hizo la frecuencia.

Los hombres con menores niveles de educación tuvieron más probabilidad de no haberse realizado nunca una prueba o de no haberlo hecho recientemente.

Las tasas de realización de prueba fueron menores entre los hombres de etnia blanca (en comparación con otras etnias) y en los nacidos en Inglaterra (en comparación con otros países).

Los hombres que tuvieron más probabilidades de haberse realizado la prueba fueron aquellos que habían mantenido relaciones sexuales sin preservativo con, al menos, una pareja ocasional en el último año.

Al preguntarles a los hombres cuál sería su opción más probable de realización de prueba en el futuro, sus principales opciones de respuesta fueron: Realización de la prueba (o de la toma de muestra) en casa: 32%; en una clínica de salud sexual: 31%; en atención primaria: 22%; en servicios comunitarios de realización de la prueba: 8%; en la medicina privada: 6%.

Solo el 1% declaró que no pensaban realizarse la prueba en el futuro.

En cuanto a los participantes que ya se habían realizado la prueba con anterioridad, más de la mitad afirmó preferir realizarse las pruebas en el futuro en una clínica de salud sexual, mientras que el 21% optó por los kits de Autotest (o de toma de muestra) en el hogar; el 10% se interesó por las pruebas en servicios comunitarios; el 9% en la atención primaria y el 2%, en la medicina privada.

Por otro lado, el mismo equipo de investigadores realizó otro estudio (publicado en PLoS ONE) sobre la realización de la prueba por la propia persona que contó con la participación de 47 hombres gais y otros HSH, a través de grupos focales.

Los kits de Autotest resultaron aceptables para la mayor parte de los participantes, que consideraron que su principal ventaja sería para las personas preocupadas por la confidencialidad.

Los propios encuestados manifestaron que, más que para ellos mismos, estas pruebas serían útiles para “otros hombres” (especialmente aquellos cuya orientación sexual mantienen en secreto).

La opción de tomarse la muestra para realizar un posterior análisis también fue valorada positivamente por los participantes, especialmente en el caso de los que vivían fuera de los grandes núcleos urbanos.

Para muchos, esta comodidad podría favorecer una mayor frecuencia en la realización de las pruebas.

Algunos hombres mostraron su preocupación por la posibilidad de no ser capaces de realizarse la prueba ellos mismos e interpretar los resultados de forma adecuada.

Para muchos, las instrucciones que acompañan los kits de pruebas resultaban innecesariamente complicadas, lo que les generaba cierta confusión y ansiedad.

Del mismo modo, también señalaron que les preocupaba cómo enfrentarse por sí mismos, especialmente si están solos, a un resultado positivo.

En este sentido, es interesante destacar que algunos hombres sugirieron que sólo utilizarían estos Autotest en aquellas circunstancias en las que intuyesen que no hubiera grandes posibilidades de que el resultado fuera un positivo.

Varios participantes, especialmente aquellos que declararon una mayor tasa de conductas de riesgo, mostraron su preocupación por la posibilidad de separar la realización de las pruebas del VIH de las visitas a las clínicas de salud sexual.

Esto podría significar que es posible que no se puedan diagnosticar las infecciones de transmisión sexual y los hombres no recibirían el consejo y apoyo del personal de la clínica.

En las reuniones focales, los participantes también discutieron sus preferencias en relación con el Autotest del VIH. Uno de los temas al que se le dio mayor relevancia fue el periodo de ventana.

El hecho de que algunos de los productos comercializados sean pruebas de segunda generación, con un periodo de ventana de 12 semanas, supuso un factor que, para los hombres, limitaba los otros beneficios que pudiera ofrecer la realización de la prueba por la propia persona.

A diferencia de otros estudios, la mayoría de los hombres se decantó por las pruebas en las que se tomaba una muestra de sangre, ya que las consideraron más precisas que las de saliva.

El equipo de investigadores considera que es poco probable que los hombres recurran a los kit de Autotest como su principal método de prueba, debido a sus dudas sobre su fiabilidad y la falta de conexión con los servicios clínicos.

Por este motivo, recomiendan que a la hora de diseñar intervenciones preventivas, el Autotest debería considerarse como una opción suplementaria que puede facilitar la frecuencia de realización de pruebas, pero que también puede hacer que las personas en situación de menos riesgo no acudan a los servicios clínicos.

Fuente: Aidsmap
Referencias: Witzel TC et al. HIV testing history and preferences for future tests among gay men, bisexual men and other MSM in England: results from a cross-sectional study. BMJ Open 6:e011372, 2016.

Witzel TC et al. HIV Self-Testing among Men Who Have Sex with Men (MSM) in the UK: A Qualitative Study of Barriers and Facilitators, Intervention Preferences and Perceived Impacts. PLoS ONE 11(9): e0162713, 2016.




Website Aidsmap:

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Las Personas que Empiezan Medicamentos contra el VIH en los Países más Ricos tienen una Mejor Esperanza de Vida

Los países más pobres también muestran una discrepancia entre la esperanza de vida de hombres y mujeres a partir de los antirretrovirales.

Hay una gran disparidad en la esperanza de vida entre aquellos que inician el tratamiento del VIH en los países de ingresos altos en comparación con las naciones de ingresos medios o bajos.

La publicación de sus resultados en Medicina del VIH, los investigadores analizaron los datos de ocho estudios de cohortes que estimaron la esperanza de vida en las personas que inician el tratamiento del VIH.

En los países de ingresos altos, la gente tenía una esperanza de vida es de 43,3 años adicionales al iniciar los antirretrovirales (ARV) a los 20 años y un adicional de 32,2 años al inicio del tratamiento a los 35 años.

En los países de ingresos bajos y medianos, los respectivos años más de esperanza de vida fue de 28,3 años y 25,6 años.

En estas naciones más pobres, los ARV partir de los 20 años de edad significaba una esperanza de vida de 22,9 años para los hombres y 33 años para las mujeres.

No había tal disparidad basada en el sexo entre aquellos en los países de ingresos altos.

La esperanza de vida ha mejorado con el tiempo, en todas las naciones.




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Website HIV Medicine:

El VIH Favorecería el Desarrollo de Algunas Enfermedades Autoinmunes

En personas en terapia antirretroviral se observaría una mayor incidencia de algunas de ellas, pero también cierto efecto protector frente a otras.

Un estudio llevado a cabo en Taiwán ha mostrado que las personas con el VIH tendrían un riesgo de padecer determinadas enfermedades autoinmunes superior al de aquellas personas no infectadas.

Los resultados han sido publicados en la edición digital de Annals of the Rheumatic Diseases.

Entre dichas afecciones se encontrarían síndrome Sjögren, psoriasis, lupus eritematoso sistémico (SLE, en sus siglas en inglés) y uveítis.

En el caso de la espondilitis anquilosante, en cambio, el riesgo de padecerla sería inferior en personas con el VIH.

La terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA), al convertir la infección por el VIH en una patología de evolución crónica, ha permitido a los pacientes vivir más años, lo cual es sin duda una gran noticia, pero que tiene una contrapartida, que es la aparición de comorbilidades que deben tratarse de forma simultánea a la infección.

Aunque las comorbilidades más frecuentemente descritas son aquellas relacionadas con el envejecimiento (hipertensión, dislipemia, diabetes, insuficiencia renal, etc.), la relación entre el VIH y alteraciones autoinmunitarias ha sido observada desde los inicios de la TARGA con, por ejemplo, numerosos casos descritos del síndrome de reconstitución inmunitaria (SIRI o IRIS, en sus siglas en inglés).

Según los autores del presente estudio, la infección por el VIH puede inducir la producción de autoanticuerpos por causa de las similitudes existentes entre algunas proteínas del virus y algunos antígenos humanos.

Este hecho puede acabar conllevando el desarrollo de enfermedades autoinmunes.

Para arrojar un poco más de luz a este asunto, los investigadores analizaron registros de la Base de Datos sobre Investigación del Seguro de Salud Nacional de Taiwán, que incluye datos sanitarios de casi 24 millones de personas.

En el estudio se incluyó a 20.444 personas con una edad mínima de 15 años que habían recibido el diagnóstico de infección por el VIH entre los años 2000 y 2012.

La edad promedio era de 30 años, el 92% de los participantes eran hombres y el 67% recibían TARGA.

En lo relativo a las enfermedades autoinmunes sistémicas, la mayor tasa de incidencia correspondió a psoriasis (102 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento), seguida por síndrome Sjögren (57 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento) y artritis reumatoide (56 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento).

Al analizar enfermedades autoinmunes con especificidad por algún tejido, las más frecuentes fueron uveítis (104 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento), enfermedad inflamatoria intestinal (92 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento) y anemia hemolítica autoinmune (26 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento).

Respecto a la población general, los hombres con el VIH del estudio presentaron una mayor probabilidad de experimentar psoriasis (tasa de incidencia estandarizada [SIR, en sus siglas en inglés]: 2,09; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,70-2,55), uveítis (SIR: 2,51; IC95%: 2,04-3,06) y anemia hemolítica (SIR: 36,07; IC95%: 22,59-54,61).

En el caso de las mujeres con el VIH del estudio, presentaron una mayor probabilidad que la observada en la población general de padecer síndrome de Sjögren (SIR: 2,29; IC95%: 1,48-3,38), lupus (SIR: 3,50; IC95%: 1,67-6,43) y anemia hemolítica (SIR: 31,25; IC95%: 10,07-72,93).

En el caso de las personas que tomaban TARGA, las mayores incidencias de enfermedades autoinmunes correspondieron a uveítis (132 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento), psoriasis (97 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento) y enfermedad inflamatoria intestinal (84 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento).

Entre las personas con el VIH que no tomaban TARGA, las enfermedades autoinmunes más frecuentes fueron síndrome Sjögren (117 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento) y la enfermedad inflamatoria intestinal (113 casos por cada 100.000 persona-años de seguimiento).

Respecto a la población general, las personas con el VIH que tomaban TARGA presentaban un mayor riesgo de padecer psoriasis (SIR: 1,95; IC95%: 1,52-2,47), uveítis (SIR: 3,21; IC95%: 2,60-3,92) y anemia hemolítica (SIR: 45,10; IC95%: 28,58-67,67); pero un menor riesgo de padecer artritis reumatoide (SIR: 0,66; IC95%: 0,43-0,95) o espondilitis anquilosante (SIR: 0,64; IC95%: 0,40-0,98).

Aquellas personas con el VIH que no tomaban TARGA , en comparación con la población general, presentaron un mayor riesgo de padecer artritis reumatoide (SIR: 1,52; IC95%: 1,02-2,16), psoriasis (SIR: 1,95; IC95%: 1,57-3,21), síndrome Sjögren (SIR: 2,91; IC95%: 2,01-4,06),tiroiditis de Hashimoto (SIR: 4,17; IC95%: 1,79-8,21), polimiositis (SIR: 5,15; IC95%: 1,66-12,03),lupus (SIR: 5,81; IC95%: 3,17-9,75), esclerodermia (SIR: 7,89; IC95%: 1,59-23,07) y anemia hemolítica (SIR: 14,81; IC95%: 3,99-37,93).

Entre las posibles causas de las relaciones observadas, los investigadores señalaron que las proteínas del VIH observadas en los macrófagos de las glándulas salivares explicarían el mayor riesgo de padecer síndrome Sjögren, que el desajuste entre los niveles de células CD4+ y células CD8+ favorecería el desarrollo de psoriasis y que algunos antígenos del VIH similares a proteínas humanas favorecerían el desarrollo de lupus.

Los resultados del presente estudio muestran que la infección por el VIH favorece el desarrollo de determinadas enfermedades autoinmunes, por lo que es necesario seguir investigando cómo manejarlas en este contexto e incorporar adecuados programas de cribado durante el seguimiento rutinario de las personas con el VIH.

Fuente: MedPage Today
Referencia: Yen YF, et al. Incidence of autoimmune diseases in a nationwide HIV/AIDS patient cohort in Taiwan, 2000-2012. Ann Rheum Dis 2016; DOI: 10.1136/annrheumdis-2016-209815.




Website MedPage Today:

Website Annals of the Rheumatic Diseases:

AIDS 2016: Urgen Programas que Acerquen la PrEP a las Personas Transexuales

La PrEP se muestra como una estrategia eficaz en la prevención del VIH en mujeres transexuales. Durante la pasada Conferencia Internacional del Sida (AIDS 2016) celebrada en el mes de julio en Durban (Sudáfrica) se plantearon diferentes estrategias para promover el uso de la profilaxis preexposición (PrEP) entre las personas transexuales.

Un metaanálisis de 39 estudios realizados en 15 países reveló una prevalencia mundial del VIH en mujeres transexuales de un 19%, con una probabilidad 49 veces mayor de infección por el VIH que la observada en población general adulta. 

La prevalencia más elevada –22%– se observó en países de recursos elevados, siendo las mujeres transexuales de color las más afectadas.

Sobre los hombres transexuales hay pocos datos disponibles. Diferentes estudios que evaluaron el uso de la PrEP en mujeres transexuales revelaron que esta herramienta resulta también eficaz en la prevención del VIH.

No obstante, al igual que se ha observado en otros estudios, la eficacia de esta profilaxis depende de mantener un elevado nivel de adherencia, algo que no se observó en muchas transexuales en situación de mayor riesgo.

Alrededor de la mitad de las personas transexuales que toman PrEP tienen menos de 30 años.

Dos terceras partes son mujeres transexuales (personas a las que se les asignó el sexo masculino al nacer y que actualmente se identifican como mujeres); el 16% son hombres transexuales (personas a las que se les asignó el sexo femenino al nacer y que actualmente se identifican como hombres); y el 17% no están conformes con la división de géneros (a la mayoría se les asigno el sexo masculino al nacer).

Algunas de las barreras con las que las personas transexuales se encuentran a la hora de acceder a la PrEP incluyen la escasez de materiales informativos sobre esta herramienta preventiva que sea ‘transinclusivo’; la ausencia de referencias sobre las posibles interacciones entre la PrEP y las terapias hormonales; y la desconfianza de la comunidad sanitaria como consecuencia de las experiencias negativas particulares de profesionales sanitarios que se muestran hostiles y desinformados sobre las necesidades de las personas transexuales.

Según Asa Radix, del Centro de Salud Comunitaria Callen-Lorde de Nueva York (EE UU), resulta crucial crear un espacio de acogida y seguro a la hora de atender a las personas transexuales.

Callen-Lorde es el mayor centro especializado que ofrece servicios de salud para lesbianas, gais, bisexuales y transexuales de Nueva York.

Actualmente se visitan en él alrededor de 15.000 personas, entre ellas 3.095 mujeres y hombres transexuales. Más de la mitad de las personas usuarias transexuales son de etnia negra o latina; una tercera para no tiene seguro de salud; y el 15% no tiene vivienda o tienen un alojamiento poco estable.

A pesar de que la disponibilidad y acceso a la PrEP ha aumentado considerablemente en EE UU, entre las personas transexuales este incremento se ha producido con mayor lentitud.

Durante los dos últimos años, Callen-Lorde ha pasado de tener de 1 a 2 personas transexuales que mensualmente se inician en el uso de la PrEP a atender a alrededor de 15.

Actualmente, de los 2.324 usuarios a los que se les ha proporcionado el tratamiento preventivo desde el centro, solo 195 son transexuales.

Algunas de las políticas que se han desarrollado desde el centro para crear un entorno ‘transinclusivo’ y acercar el uso de la PrEP a estos pacientes ha sido crear un formulario de inscripción y registro online de pacientes donde se puede señalar el sexo que se les asignó al nacer, el sexo que aparece en los documentos de su seguro médico y el género con el que se identifican.

También pueden indicar el nombre y pronombre con el que desean que se les dirijan.

Otras de las medidas adoptadas por el centro han sido contratar a personal transexual, incluir imágenes de personas transexuales en los folletos de promoción de la PrEP, en los vídeos de divulgación y en la página web de la clínica.

La alta prevalencia de personas transexuales con el VIH pone de manifiesto la necesidad de promover políticas de prevención del virus entre este grupo de población.

A pesar de que la PrEP puede ser una buena estrategia para reducir el número de infecciones entre las personas transexuales, no hay que olvidar las dificultades y obstáculos con los que estas personas lidian en el día a día –como la pobreza, la falta de vivienda o la elevada prevalencia de trabajo sexual–, y que tendrán que ser tenidos en cuenta a la hora de diseñar programas de promoción de la PrEP dirigidos a este colectivo.

Fuente: Aidsmap
Referencia: Radix A., Carneiro P., Mosher S., et al. Transgender patients at risk: ensuring access to PrEP in a NYC community health centre. 21st International AIDS Conference, Durban, abstract WEAC0202, 2016.

Carneiro P., Stephanos S., Mosher S., et al. What happens when PrEP is implemented? Experiences of a high volume community-based LGBT organization in New York City. 21st International AIDS Conference, Durban, abstract THPEE489, 2016.

Carneiro P., Radix A., Mosher S., et al. Implementing a successful PrEP program: lessons learned from the largest LGBT community health clinic in New York City. 21st International AIDS Conference, Durban, abstract THPEE444, 2016.




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martes, 20 de septiembre de 2016

La Insuficiencia Renal se Asocia con un Mayor Riesgo Cardiovascular en Personas con el VIH

El riesgo aumenta especialmente con la edad.

De acuerdo con los datos de un estudio publicado en la edición digital de The Journal of Infectious Diseases, el deterioro de la función renal se asocia con un incremento de padecer enfermedades cardiovasculares en personas infectadas por el VIH.

Diversos estudios han concluido que el daño en la función renal tiene relación con el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares en la población general.

Sin embargo, esta cuestión ha sido poco estudiada en personas con el VIH.

Con el objetivo de arrojar más luz sobre este asunto, un grupo de investigadores del estudio D:A:D (siglas en inglés de recopilación de datos sobre efectos adversos de los fármacos anti-VIH, llevó a cabo una investigación para determinar la relación entre la función renal, evaluada a través de la tasa de filtración glomerular (TFG, un cálculo que permite conocer la cantidad de sangre que se filtra por minuto) y las enfermedades cardiovasculares.

El estudio contó con 35.357 participantes, la gran mayoría de los cuales eran hombres (el 74%), de etnia blanca (el 48%) y con una mediana de la edad al inicio del estudio de 41 años.

En el análisis de los datos recopilados de los participantes se detectaron algunos factores de confusión que aumentarían el riesgo cardiovascular: el 42% eran fumadores, el 4% tenían diabetes, el 9% eran hipertensos y algo menos del 1% habían sufrido previamente un accidente cardiovascular.

En el estudio se definió como enfermedad cardiovascular sufrir infartos de miocardio, infartos cerebrales, haber precisado de procedimientos cardiovasculares invasivos o haber experimentado una muerte cardíaca repentina.

Los participantes del estudio realizaron el seguimiento durante una media de 8 años.

Durante este periodo, 1.357 personas sufrieron 1.646 enfermedades cardiovasculares, lo que supondría una incidencia de 5.2 casos por cada 1.000 persona-años de seguimiento.

La mediana de la tasa de filtración glomerular estimada (TFGe, por sus siglas en inglés) anterior a los episodios de enfermedad cardiovascular fue, en aquellas personas que experimentaron este tipo de enfermedades, significativamente inferior a la observada en aquellas personas que no las sufrieron (TFGe: 85ml/min/1.73m2 y a 94 ml/min/1.73m2; respectivamente).

En el estudio se describió una clara relación entre los niveles iniciales de TFGe y la incidencia de enfermedades cardiovasculares.

Durante los primeros 5 años de seguimiento, el 2% de los participantes con una TFGe basal superior a 90 ml/min/1.73m2 experimentaron enfermedades cardiovasculares, mientras que en aquellos con una TFGe inicial entre 60-90 ml/min/1.73m2,el porcentaje fue del 4%; entre quienes tenían una TFGe basal entre 30-60 ml/min/1.73m2 fue del 11% y entre aquellos con una TFGe inicial inferior a 30 ml/min/1.73m2 fue del 21%.

En el análisis inicial de los resultados se observó una fuerte relación entre el empeoramiento del valor inicial de la TFGe al inicio del estudio y el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, ya que la tasa de incidencia se incrementó desde el 1.00 entre aquellas personas con una TFGe mayor 90 ml/min/1.73m2 hasta 14.09 entre quienes tenían una TFGe menor 30 ml/min/1.73m2.

De forma destacada, el factor de confusión "edad" explicó en gran medida la relación entre la TFGe y el riesgo de enfermedad cardiovascular en niveles de TFGe superiores a 30 ml/min/1.73m2.

No obstante, los niveles de TFGe inferiores a 80 ml/min/1.73m2 se asociaron con un incremento de la incidencia de enfermedad cardiovascular en aproximadamente un 30-40%.

Estas relaciones se mantuvieron tras tener en cuenta factores tales como el uso de terapia antirretroviral o la edad.

Un análisis más extenso mostró que las personas con una puntuación más alta en la escala de riesgo de enfermedad renal a 5 años presentaban un riesgo más de dos veces superior de sufrir enfermedades cardiovasculares dentro de dicho período en comparación con aquellas personas con puntuaciones moderadas.

También se halló que el desarrollo de una enfermedad cardiovascular mortal estaba relacionado con la puntuación en la TFGe, donde las personas con una TFGe mayor 90 ml/min/1.73m2 tenían un riesgo del 4% y dicha cifra ascendía hasta el 25% en aquellas con una TFGe menor 30 ml/min/1.73m2.

Los resultados de este estudio subrayan la importancia de evaluar el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular en personas con el VIH e insuficiencia renal, en particular en aquellas de mayor edad.

Fuente: Aidsmap
Referencia: Ryom L., Smit C., Ross M., et al. Renal impairment and cardiovascular disease in HIV-positive individuals; the D:A:D study. The Journal of Infectious Diseases, online edition, 2016.




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